capítulo 1



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Todos tenemos un sueño que deseamos cumplir. Un sueño que de momento tan solo está en nuestra propia imagen mental. Una realidad que en este mismísimo instante de nuestas vidas no está latente y no se puede palpar, visualizar y menos aún que sea algo real. Tan solo somos una pequeña fracción de la milésima parte de nuestros sueños más preciados y profundos de los que no somos capaces de exteriorizar, ni explicar con las palabras. Aquí nadie entiende el propio significado del sueño,ni su simbólico origen y nadie sabe a donde siquiera, cual sea el camino correcto. Solo somos capaces de mirar hacia donde el horizonte nos orienta, sin un sendero en particular el cual sea un refugio de las sensaciones, que nos pertuban y dificultan sin sentido alguno, el aquí y ahora.

Es un proceso invisible a los ojos de los demás. Nosotros somos los únicos conscientes del tiempo invertido en algo que no existe en un primer instante. Una interacción interior compleja de comprender y de explicar. La cortina de humo es fiel compañera aliada de mi tormenta acomplejada de mi ser. Instinto, fiel siervo de la duda e ignorancia. Tan solo existo yo y mi mundo. Tan solo...

No sé que hago, no sé quien soy. Solo puedo saber, lo que ahora con los ojos cerrados soy capaz de ser. No entiendo nada, porque nada sé que sé.

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